Qué fácil sería la vida si el amor fuera luminoso y eterno, como prometen los cuentos de hadas. Pero algunos amores aparecen poblados de abismos e incluso tienen fecha de caducidad. Y entonces no hay más remedio que saltar… o salir huyendo.
Desde que regresó a Valira, la ciudad de montaña que la vio crecer, Erin lleva una existencia tranquila y predecible junto a su novio Bruno, un chico ideal, y a sus amigos de toda la vida. En ese mundo que tan bien conoce, Erin consigue mantener a raya la oscuridad que desde la infancia acecha su alma. En Valira, cuenta con un arma secreta: el haya mágica de su jardín, que desde siempre ha guiado todas sus decisiones.
Las primeras nieves, sin embargo, traen consigo nuevas caras y encuentros a la pequeña ciudad de esquí. El invierno lo cubre todo de blanco y de frío… todo, salvo el corazón de Erin, cuyos hielos empiezan a derretirse. Puede refugiarse en la magia del árbol una vez más… o explorar las sombras de su corazón, un territorio incierto y extraño, que nadie salvo ella misma puede conquistar.
Laia Soler, la autora que nos hizo vibrar con Nosotros después de las doce, nos transporta de nuevo a los infinitos paisajes de Valira en un relato turbador pero también resplandeciente sobre el miedo, el riesgo y la magia del presente.
Y aquí está la historia de Erin. Fue una sorpresa que mientras leíamos «Nosotros después de las doce» nos enteramos que venía esta novela, pero vaya que es necesaria.
Nuevamente nos adentramos a Valiria, esta vez, la historia es narrada por Erin, la buena amiga de Au y melliza de Teo. Tres años han transcurrido, unos se han ido, y nuevos personajes han llegado.
Erin es una chica que tiene un novio estable, y un trabajo así mismo estable. Su vida es simple, tras decidirse quedarse muchos miedos quedaron atrás y ella siemplemente ve los días pasar. Es feliz... o eso cree ella hasta que se encuentra con alguien que cambiará su mundo, un espejo en el cual reflejarse y darse cuenta que “estable” no siempre es bueno, la empujará a hacer cosas que jamás creyó hacer.
Esta historia, como la otra, nos deja con un montón de post its en el libro y frases memorables. Nos encantó el desarrollo de los personajes, es palpable el crecimiento personal, es imposible no tenerle cariño a los personajes; fuertes, la importancia del cariño (personal, familiar).
Encantador, reflexivo y mágico. Nos encanta adentrarnos en la lírica de la mágica Laia Soler.
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