Me he ganado cada uno de mis billones de dólares por mí mismo.
Soy calculador, astuto, y el mejor en lo que hago. Lleva tiempo y dedicación construir algo como lo que tengo. Y eso no deja tiempo para el amor, ni para novias ni para relaciones de ningún tipo. Pero no me malinterpretes: no soy un monje. Comprendo la atención y la concentración que hay que tener para seducir a una mujer guapa. Son las mismas habilidades que utilizo para cerrar grandes negocios. Pero todo eso empieza y acaba en una sola noche. No soy el tipo de tío que manda flores. No soy de los que llama al día siguiente. O eso pensaba hasta que una guapísima heredera, además de impaciente y mordaz, irrumpió en mi vida.
Cuando Grace Astor pone los ojos en blanco por algo que he dicho, lo que quiero es abrazarla bien fuerte y mostrarle lo que se ha estado perdiendo hasta ahora. Cuando hace una broma a mi costa, solo quiero cerrarle esa boca descarada con mi lengua. Y cuando se marcha con un simple adiós justo después de que hayamos follado, lo único que quiero es restregarle en su cara los tres orgasmos que acaba de disfrutar.
Ella será una princesa, pero yo le voy a dejar claro quién manda en este dormitorio de Park Avenue.
The Royal Collection # 2
Grace Astor no es una extraña si leíste la entrega anterior de esta serie. Ella es una mujer que ha crecido entre algodones pero que, a pesar de eso, no quiere complacer a sus padres ni seguir su mismo camino, por lo que sus relaciones son con hombres que no están dentro de su misma clase social, lo que ha ocasionado que muchas veces se aprovechen de ella. Tras su última relación fallida, nuestra protagonista decide enfocarse en ella y hacer lo que siempre ha querido: abrir su galería de arte, sin el financiamiento de su padre.
Por su parte, Sam es un hombre muy hermético que, tras la muerte de sus padres durante su adolescente, vivió en el sistema. Cuando alcanzó la mayoría de edad comenzó a trabajar en compra y venta, y gastando lo mínimo, y ahorrando mucho, se ha convertido en un gran hombre de negocios. Su más reciente apuesta es comprar un gran y costoso departamento en Park Avenue, y gracias a su amiga Angie lo logra, pues ella le da el dinero para que lo acondicione, si bien nuestro protagonista prefiere no gastar mucho amoblando.
Los giros de la vida lo llevarán a invertir en arte, lo que por supuesto lo conduce directo a la galería de Grace y ahí comienza su historia. La atracción entre ellos es instantánea y muy evidente, pero pronto entrarán en conflicto los sentimientos de ambos. En el caso de Grace lo ve como el clásico hombre de negocios rico que sus padres aprobarían; y por el lado de Sam, ella es una mujer que puede derribar todos su muros y hacer que ponga en juego lo que no está dispuesto a apostar: su corazón.
Esta entrega, a decir verdad, nos costó muchísimo leerla. Sam, como mencionamos anteriormente, es muy hermético, un personaje que dentro de la historia se desarrolla poco y no revela su pasado completamente, lo que hizo que nos costara continuar. Pero, por el otro lado, tuvimos la valentía y cabezonería de Grace lo que sí nos motivó a seguir leyendo.
Al igual que la entrega anterior de esta serie, es una novela que realmente se puede leer rápido, pero si no tienes paciencia (culpables) quizás te moleste la personalidad del protagonista.
Ya queremos saber más de Scarlet y Violet, quienes seguro tomarán relevancia en las próximas novelas.
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