Esta es una historia de amor, de sueños y de vida.
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles.
La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él.
Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.
¡Un viaje emotivo!
Ya es conocido que la forma sencilla y dulce es un símbolo característico de Alice Kellen y aunque nos hemos deleitado con sus anteriores novelas, sin duda esta es una historia muy sentida, real e íntima.
Un amor juvenil que nace desde los sesenta, como bien eran esos amores; tranquilos, platónicos y muy románticos, Valentina y Gabriel se conocen en una calle cualquiera, en una tarde cualquiera y poco a poco se van conociendo. Ella es una chica muy humilde y él un chico que quiere salir adelante, él es su motor, su empuje y su brújula. Y ella siempre buscando a dar más. Luchan contra los estigmas de aquellas épocas y salen airosos de ella, vemos el desarrollo y la evolución de los tiempos, como la mujer va ganando importancia dentro de la sociedad, el poder trabajar, independencia, como todo va cambiando, los hijos, el crecimiento de ellos.
Es muy lindo como él va dibujando cada estrella para ir formando la constelación con sus recuerdos, sean buenos o malos... pero esto último también sobresale en la historia ya que no cuentan solamente una historia de amor, cuentan tus vivencias, sus peleas, sus idas y venidas, como es tener un amor a la antigua, de esos que duran toda la vida.
Muy romántico, narrado de forma sencilla, con saltos de tiempo que sin duda no afectan a la historia, esta es una novela que te hará suspirar, soñar, amar y llorar.
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