Darme cuenta de que seguía colada por Jax fue un mal trago. Solo había formado parte de mi vida cinco semanas, hacía dos años. Pero ahora había vuelto. Se había entrometido en un acuerdo de negocios que me había costado mucho conseguir. Y, Dios mío, estaba guapísimo. Sus ojos eran de un marrón tan oscuro que parecían casi negros. Rodeados por densas pestañas, eran de una intensidad implacable. ¿De veras me habían parecido alguna vez dulces y tiernos? Jackson Rutledge no tenía nada de tierno. Era un hombre experimentado y cruel, hecho de una pasta muy dura. En ese momento comprendí cuánto deseaba desvelar el misterio de Jax. Tanto que no me importaba lo que fuera a costarme.
Jax estaba en su elemento en las altas esferas donde se mezclaban el glamour, el sexo y la riqueza. Pero esta vez yo conocía las reglas del juego. En el implacable mundo de los negocios imperaba una máxima por encima de todas: mantén cerca a tus enemigos, y a tus ex-amantes, aún más cerca.
Y después de mucho tiempo, volvemos a leer a Sylvia Day.
Originalmente este libro era una bilogía, pero luego decidieron editarlo en una misma novela y eso se agradece.
No hay mucho que decir sobre esta novela. A la trama le faltó profundidad, quedaron algunos hilos sueltos, y realmente sentimos que faltó esa escena clímax potente, que sí está presente en los otros libros de esta autora, y por podría haberle dado un buen giro a la historia.
Con esto no queremos decir que sea un libro malo (porque por algo lo estamos recomendando), sino que faltó ponerle un poquito más de cariño a nivel de trama.
En resumen, una novela amena, con su buena dosis de escenas eróticas, que se lee rápido. Ideal si buscas algo ligero para pasar el rato.
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