Marcel; indiferencia. Anel; fragilidad. Sin saberlo, viven escondidos en sus propias sombras, en sus mundos sin luz, en la soledad. Pero de pronto algo cambiará y después de defender a esa chiquilla flacucha en aquel salón de la universidad, se encuentra atraído por su tranquilidad, tentado por su ingenuidad, y es por eso que la arrastra a un juego en el que desear es la parte medular, en el que sin notarlo; todo se transformará.
¿Será sencillo continuar esa gélida realidad a pesar de que como estrellas en la noche iluminan su oscuridad? ¿El deseo que su mera cercanía despierta, no exigirá más? ¿La posesividad es parte de la necesidad? ¿Por qué a su lado, todo parece mejorar?
¡Maravilloso! Ana toca el alma con cada una de sus historias. Una de nosotras terminó con los ojos hinchados por no parar de leer ni contener las lágrimas.
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